Término que define a aquel individuo que domina el manejo de algún tipo de navío por las aguas. Los primeros navegadores se adentraron en el mediterráneo y realizaban sus viajes cercanos a las costas de los continentes o las islas.
La principal propulsión fue a remo y esporádicamente a vela, ya que resultaba difícil controlar las condiciones del viento.
El descubrimiento de la aguja magnética significó un paso importante para la navegación, cuyo origen se atribuye a los chinos y que brindó una herramienta segura para mantener el rumbo fuera de la vista de la costa.
Luego aparecieron los dispositivos para medir la velocidad, las primeras cartas geográficas confiables, los adelantos astronómicos y el avance en las técnicas de manejo de las velas. Todo esto permitió que los navegadores pudieran salir del Mediterráneo y dirigirse hacia las costas africanas, donde podían apreciar los fenómenos de las mareas y la declinación magnética, como también aprender a orientarse a partir de las estrellas.
Con la creciente construcción de diversos barcos, desaparece el traslado a remo. Se perfeccionan los métodos de navegación y también los aparejos bélicos. Las exploraciones y los descubrimientos se aceleran hacia el siglo XVI; se abre camino a la India, donde los portugueses navegan por las costas de Africa, doblando por el cabo de Buena Esperanza.
El coronamiento de todas estas experiencias fue la expedición realizada por Magallanes en 1519, quien a cargo de cinco naves, descubre el estrecho que posteriormente recibió su nombre. Magallanes atravesó el Pacífico y logró llegar a las Islas Filipinas con una sola nave, “la Victoria”. Esta nave estaba al mando de Elcano, navegador que dio la primera vuelta al mundo, comprobando de esta manera, la esfericidad de la Tierra.