La naturaleza está formada por el conjunto, el orden y la disposición de todas las entidades que componen el Universo.
Hay tres significados básicos para esta acepción: Una que proviene de los presocráticos quienes definieron a la naturaleza como el principio originario del que surgió todo lo demás y al cual vuelven todas las cosas.
Una segunda acepción define a la naturaleza como realidad básica y fundamental de la que todo está constituido; es principio constitutivo de las sustancias.
Esta definición se deriva de la primera y ambas implican que de la naturaleza dependen tanto del cambio y de la trasformación como del “ser” (constitución) de la sustancia.
Una tercera concepción es concebida como cosmos o universo en su totalidad; Aristóteles la definió como la esencia que los seres poseen en cuanto tales.
Durante la Edad Media se estableció la oposición entre mundo creado y naturaleza creadora, que es Dios. Luego, en el Renacimiento, la naturaleza pasó a ser objeto de dominación humana.
En los primeros siglos de la Modernidad, se concibió como una gran máquina estática, visión que luego fue sustituida por el evolucionismo como dinámica.
Estudios ecológicos de los últimos años mostraron que la naturaleza es un ecosistema global que sufre profundas alteraciones a causa de la actividad humana.
Distintas campañas a nivel mundial intentan concientizar a toda la población de tomar los recaudos necesario para cuidar y proteger a la madre tierra. Es el mismo hombre el que está poniendo en peligro su propia existencia y la supervivencia del ecosistema.
Medidas como la reforestación y reparación de daños causadas a ciertas especies de árboles, colaborar con la conservación y reproducción de diversas especies de aves, evitar la caza y la pesca indiscriminada, respetar el entorno evitando arrojar basura fuera de los cestos indicados, son algunas de las tantas medidas difundidas a nivel global con el objetivo de que cada persona entienda que es responsable y puede colaborar para que la naturaleza continúe su desarrollo.