Palabra que proviene del griego mike (hongo) y refiere a la denominación genérica de aquellas enfermedades producidas por distintos tipos de hongos.
Se habla de micosis exógena cuando los hongos son de procedencia externa y de micosis endógena, cuando los hongos provienen del interior.
En el primer caso, el hongo proviene con frecuencia del suelo y de los vegetales, desde donde, a través de lesiones cutaneas o por inhalación, invade al individuo.
En las micosis endógenas, el hongo habita generalmente en las superficies o cavidades del organismo, y sólo excepcionalmente, desarrollan su acción patógena.
La micosis se encuentra dividida en dos grupos: aquellas que son superficiales, y las profundas, que difieren entre sí por su etiología, localización y manifestaciones clínicas.
En las micosis profundas, los hongos invaden todas las capas de la piel y en algunos casos, órganos y vísceras. De todas formas, son poco frecuentes y habitualmente no contagiosas. Entre ellas encontramos las actinomicosis, las blastomicosis, las cocciodiomicosis, etc.
La micosis superficial es la más frecuente de observar, habitualmente contagiosa, con pronóstico benigno y localizada generalmente en las capas de la superficie de la piel, pelo, uñas, etc. Entre ellas podemos encontrar las trimicosis, las tiñas, las onicomicosis, entre otras.
Muchos tipos de micosis pueden prosperar debido a una baja en la defensa del sistema inmune. Ciertos estados anímicos como el distrés, la ansiedad o la depresión pueden ser causales de esta enfermedad, incluyendo la presencia de HIV.
Algunos peces también pueden ser víctimas de la presencia de esta enfermedad, en los cuales los hongos se manifiestan en forma de manchas blanquecinas sobre la epidermis. El contagio entre ellos se produce con gran rapidez, pudiendo causar grandes estragos entre las poblaciones afectadas.