Metralla, fragmentos de cualquier proyectil. En 1784 el teniente de artillería inglés Henry Shrapnel ideó un método para provocarla. En un principio el invento consistía en una esfera metálica que contenía una pequeña cantidad de explosivo, pequeños balines de plomo (que se llamaron shrapnel) y una mecha, para que explotase en el aire sobre las tropas enemigas. La esfera fue sustituida por proyectiles cilíndricos que fueron muy usados durante la I Guerra Mundial. La eficacia de la metralla impedía la constitución de grandes formaciones de batalla y favoreció la guerra de trincheras característica de esta contienda. Los proyectiles de fragmentación (bombas, fuego de mortero y granadas) probaron su eficacia después de esta guerra, por lo que el diseño primitivo dejó de emplearse.