Nombre genérico que se da a un grupo de elementos sólidos y cristalinos a temperatura ambiente (exceptuando el mercurio), con un alto poder de reflexión que les confiere un característico brillo; un elevado poder de absorción para la luz; una alta conductividad térmica y eléctrica; y capacidad en estado de pureza, de experimentar deformaciones permanentes sin romperse.
Los metales se encuentran situados principalmente en la mitad izquierda del sistema periódico de los elementos. De todos ellos, que ascienden a más de 80, apenas una tercera parte tienen aplicación. La gran importancia técnica de los metales se basa en su deformabilidad, su conductividad y su capacidad de formar aleaciones. El más empleado es el hierro, así como sus aleaciones y los metales no férricos.
Algunos metales se encuentran en estado puro en la naturaleza, como el cobre y los metales nobles, pero la mayoría de ellos han de obtenerse a partir de menas. Los metales importantes desde el punto de vista técnico son: aluminio, hierro, cobre, magnesio, plomo, estaño, cinc, plata, cromo, platino, molibdeno, volframio, titanio y uranio.
Breve historia de los metales: El oro ya era conocido en el V milenio aC., los egipcios conocían, además del oro, la plata, el cobre, el plomo y el antimonio. A fines del III milenio aC. se empezaron a utilizar las aleaciones de cobre y estaño (bronce), y a fines del I milenio aC. se comenzó a utilizar el hierro. De allí provienen las denominadas “Edad del Bronce” y “Edad del Hierro”.
El mercurio puro se conocía en China y la India desde el II milenio aC. Las culturas precolombinas de América Central y Sudamérica, conocían el cobre, el oro, la plata y el bronce, pero no el hierro. A principios del s. XIX se descubrieron el volframio, el molibdeno, el circonio, el titanio, el uranio, el cromo y los metales del platino; y en los albores del s. XX, el radio y otros metales radiactivos.