El término frío proviene del latín frigidus y es aplicado a los cuerpos cuya temperatura es inferior a la ordinaria del ambiente.
Un clima frío es el que su temperatura media anual es inferior a 10°. Generalmente este tipo de temperaturas se encuentran en las zonas glaciares y dentro del círculo polar. Entre las dos variedades, clima polar y clima frío, la última cuenta con una estación templada.
Esta palabra también se utiliza frecuentemente para referirse a cierta actitud de indiferencia o desafecto entre personas. Una persona fría, es aquella que no muestra sus emociones o que no tiene actitudes afectivas con sus semejantes, inclusive en el aspecto sexual (frigidez).
En la actualidad, para obtener climas fríos en diversos ambientes, se han creado aparatos de refrigeración cada vez más sofisticados para congelar sustancias y se mantengan inalteradas. La producción de frío artificial se puede conseguir mediante la utilización de hielo natural o artificial, con mezclas frigoríficas o con procedimientos mecánicos.
Además de la conservación de sustancias alimenticias a corto o largo plazo, el frío artificial se utiliza para conservar productos farmacéuticos, injertos congelados, películas fotográficas; también se utiliza en metalurgia, en ciertos procesos petroquímicos, en las industrias agrícolas y cerveceras, en mantequerías, en laboratorios, en medicina para provocar la hibernación, y como todos sabemos, para climatizar habitaciones y locales.
Los primeros intentos por obtener bajas temperaturas fueron en el siglo XIX. En 1868, Tellier la aplicó a los alimentos. En 1898, Dewar alcanzó mediante la evaporación del hidrógeno líquido, los 259°. En 1908 Onnes alcanzó los 269° al evaporar hielo. Con el método de desmagnetización adiabática, De Haas obtuvo en 1947, una temperatura de 0,0014°.