Eros (astronomía), planetoide o asteroide descubierto por medio de la fotografía en el Observatorio Urania de Berlín en 1898. Es de excepcional interés para los astrónomos por estar más cerca de la Tierra que cualquier otro cuerpo de tamaño semejante a excepción de la Luna. A veces, se acerca a 24.000.000 km de nuestro planeta. A causa de esta proximidad, el campo gravitatorio terrestre provoca perturbaciones en la órbita de Eros, y se pueden hacer mediciones micrométricas de su posición en el firmamento de extremada precisión. Estas mediciones hacen posible el cálculo de las distancias entre Eros, la Tierra y el Sol. En 1931 se realizó un esfuerzo internacional para determinar estas distancias (véase Paralaje). Las observaciones se llevaron a cabo en 36 lugares de 6 continentes. El cálculo de la distancia media de la Tierra al Sol fue efectuado por el astrónomo británico Harold S. Jones, por entonces astrónomo real, y en 1941 anunció el nuevo valor de 1,496 × 108 km. Estas distancias son importantes porque sin ellas no se pueden efectuar cálculos precisos sobre las dimensiones absolutas del Sistema Solar y las distancias interestelares.
Eros tiene forma alargada, con una longitud de unos 34 km. Se ha descubierto que varía periódicamente de brillo. Un cuidadoso estudio fotométrico ha revelado que el planetoide es mucho más brillante por un lado que por el otro y que la periodicidad del brillo es causada por su rotación sobre su eje.
En 1996 la NASA lanzó hacia Eros la sonda Near Shoemaker, la primera misión espacial que orbitó y se posó en un asteroide. La sonda entró en órbita de Eros en febrero de 2000 y un año más tarde se hizo descender de forma controlada hacia su superficie, donde sus instrumentos científicos continuaron tomando datos durante dos semanas. La sonda obtuvo imágenes muy precisas de la superficie del asteroide e importantes datos sobre su composición química y su gravedad. La información enviada por la sonda confirma que Eros es uno de los cuerpos más antiguos del Sistema Solar. Un análisis posterior de los datos recogidos por la sonda reveló también la existencia en la superficie del asteroide de lagunas de polvo y numerosas rocas, muchas de ellas con diámetros de más de 15 metros, que pudieron originarse por el impacto con otro cuerpo celeste. La misión se dio por concluida en febrero de 2001, aunque en diciembre de 2002, aprovechando la posición favorable de Eros con respecto a la Tierra, se intentó de nuevo establecer contacto con la sonda; finalmente, no se consiguió.