Palabra que proviene del inglés deforestation y refiere a la disminución de las superficies cubiertas por bosques y plantas forestales.
El proceso de deforestación llevan alrededor de 8000 años, cuando los hombres comenzaron a talar pequeñas cantidades de bosques. Mientras la agricultura se extendía, la necesidad de quitar árboles y arbustos se volvía imprescindible para que la luz del sol pudiera llegar hasta el suelo. El método que se utilizaba era el de cortar y quemar. Luego de uno o dos años, se quemaban los residuos y árboles muertos, durante la estación seca y se sembraba en ese mismo suelo, enriquecido con las cenizas.
El hombre fue mejorando sus herramientas durante la Edad del Bronce y luego en la Edad de Hierro, al igual que la domesticación de bueyes y caballos que tiraban de los arados. Esto provocó que la tierra ganara el espacio de los bosques, modificando su naturaleza inicial.
Durante los últimos tres siglos, la deforestación ha crecido a pasos agigantados, debido al avance tecnológico y la era industrial. Durante los siglos XVIII y XIX se produjo mayormente en el Hemisferio Sur y durante el siglo XX, se vio incrementada en las selvas tropicales del Hemisferio Sur.
Entre las causas principales, se encuentran: la necesidad industrial de madera y pasta de papel, el uso de algunos lugares de la madera como combustible, el crecimiento progresivo de las superficies destinadas al cultivo y pastoreo, y los incendios forestales.
Estudios recientes han demostrado que la deforestación afecta directamente en los fenómenos climáticos, como por ejemplo, en las cantidades de caída de agua de lluvia. Lo determinante no sería la vegetación en sí, sino la relación entre el suelo, la vegetación, la humedad del suelo, y la energía, necesarias para convertir el agua en lluvia posterior.