La palabra control proviene del francés contrôle, y se refiere a cualquier proceso o acción que busque inspeccionar, regular, comprobar o intervenir.
El control se puede aplicar a prácticamente cualquier cosa, casi siempre buscando darle un orden definido y entendible, aunque no siempre beneficioso o práctico.
A la imposición de controles también se le conoce con la palabra regulación, como en “Con las nuevas leyes, el estado impondrá regulaciones sobre los bancos” o “Hay que regular la tala de árboles“.
En otros contextos, se le llama también control al control remoto, que es un dispositivo que permite controlar, de forma remota, las funciones y accions de una máquina o aparato.
Los más comúnes son los controles remotos para controlar el televisor, que se usan para no tener que acercarse al aparato cada vez que se desea cambiar de canal, subir el volúmen o cualquier otra operación.
En otras máquinas, como en las industriales, los controles remotos cumplen también una función de seguridad, al permitir operar procesos peligrosos sin tener que intervenir directamente.
En los procesos de producción, se le denomina control de calidad a todos aquellos protocolos y procedimientos necesarios para comprobar y garantizar la calidad del producto final.
Algunos productos sólo son analizados de forma muestral, es decir, se toma una muestra de una producción más grande para determinar su calidad, mientras que en otros, la comprobación se realiza pieza por pieza, utilizando técnicas por computadora e inspectores personales.
Los productos que no cumplan con los controles de calidad son eliminados. En la producción de teléfonos celulares, por ejemplo, el control de calidad comprueba su funcionamiento y que el dispositivo no tenga daños físicos de fábrica.
En el desarrollo de fármacos, se le llama grupo de control a un grupo de personas a las que se les administra un medicamento placebo, con el fin de medir la eficacia del producto real, que es aplicado a otro grupo de pacientes.