Diminutivo de cigarro, refiere al cilindro de tabaco picado o en hebra, envuelto en una hojita de papel, y provisto frecuentemente de un filtro que absorbe una parte de la nicotina y de los componentes alquitranados del humo.
Existen diversos tipos de cigarrillos según los tabacos empleados en las labores. Los americanos contienen tabacos orientales, virginia, maryland y burley, que además suelen estar fermentados; los orientales, principalmente tabacos turcos y egipcios; en los negros predominan tabacos cubanos, canarios y europeos, mezclados a veces con virginia, java, maryland y burley.
El cigarrillo, conocido al principio como papelito, por la hoja en que se liaba la picadura de tabaco, proviene de Sudamérica. En el siglo XVIII su uso se introdujo por España, y a través de Turquía y Rusia se extendió al resto de Europa. Recién a partir del siglo XIX, su uso se generalizó tanto en Europa como en América.
A fines de la década de los noventa, se ha producido una gran sensibilización en todo el mundo respecto del tabaquismo tras evidenciarse, a partir de los estudios epidemiológicos realizados, que su uso es uno de los principales agentes de enfermedades cardiovasculares, pulmonares y de procesos cancerígenos.
A su vez, el riesgo es debido a su fuerte dependencia provocada por la nicotina en las personas. El consumo habitual genera una adicción inclusive mayor que drogas fuertes como la cocaína y otras sustancias altamente perjudiciales para la salud.
A tal efecto, se han sucedido las prohibiciones de fumar en lugares públicos, muchos medios de transporte y en otras áreas, al tiempo que, en muchos países, se ha convertido en obligatoria la norma de insertar una advertencia en los productos de industria tabacalera respecto de la certeza de que el consumo de tabaco perjudica seriamente la salud.