Palabra que proviene del latín beneficium y que presenta múltiples usos según la disciplina que la aborde. En términos generales, el beneficio es un privilegio que una persona tiene sobre un objeto o situación. Como término jurídico, es el derecho que compete a alguien por ley.
En economía, refiere al excedente sobre el costo, el cual se produce por una diferencia existente entre el precio que un comerciante adquiere un producto y el precio al que lo vende, siempre considerando que éste sea superior al primero.
En los sistemas sociales, refiere a una categoría de ingresos, orientada hacia el mercado y basada en la iniciativa privada y la disponibilidad de capital. Podemos considerar el término beneficio como la remuneración que se hace del capital, y de la que los empresarios o las sociedades mercantiles resultan favorecidos. En el sistema de mercado, el beneficio es el incentivo esencial que estimula el tráfico empresarial y la utilización del capital.
Durante el siglo III d.C., el imperio romano empleó el nombre de beneficium para referirse a la cesión del disfrute de un bien (principalmente de tierras) como pago y al cambio de la prestación de determinados servicios, casi siempre de carácter militar.
A su vez, entre los siglos VI y VIII en Francia utilizaron el concepto de beneficio para referirse a las donaciones de tierras hechas por los monarcas, ya que en la mayoría de los casos, comportaban escasas obligaciones para el receptor; bajo los carolingios, beneficio y vasallaje, instituciones antes independientes, se unieron lo suficiente como para constituir un sistema institucional: el feudalismo.
En los estados cristianos de la España medieval, con excepción de Cataluña, fue diferente: en ellos el beneficio, designado bajo el término de atondo, prestamum, o prestimonio, jamás fue hereditario y en ningún momento su concesión implicó relaciones de vasallaje.