El término “belleza”, proveniente del latín, es un calificativo y una cualidad, utilizada para describir a cualquier ser vivo o inerte que se juzgue como hermoso y agradable a uno o más sentidos. La belleza se asocia con la armonía y el equilibrio, siendo analizada y estudiada por la Estética (rama de la Filosofía). Podemos decir además, que la belleza es un valor abstracto, pues no se puede ver ni tocar, y es sumamente subjetiva, por lo cual varía de una época histórica a otra, entre las distintas sociedades, e incluso de un individuo a otro. Por ejemplo: “Mientras que para Esteban su novia Miranda es lo más bello que existe en este mundo, para Joaquín (amigo de Esteban) Miranda es una chica muy poco atractiva, y para otra amiga suya, Agustina, Miranda carece de toda belleza”.
Cada sociedad posee sus propios estereotipos de belleza, siendo uno de los ejemplos más claros, el estereotipo de mujer bella. Cabe destacar que muchas veces los estereotipos sólo sirven para problemas, pues en el caso de las mujeres, y siendo la sociedad actual cada vez más superficial, ellas se preocupan por adaptar su apariencia física (pues la belleza interior está muy desprestigiada) a la del estereotipo, que muchas veces no es el de una mujer saludable, sino el de una con bajo peso, y una dedicada obsesión por su imagen.
A la belleza se opone la fealdad, que desagrada a los sentidos, y carece de armonía; no obstante, debemos saber y tener en cuenta que ambos vocablos son expresiones subjetivas del lenguaje, por lo cual no existe algo que sea realmente “bello” o realmente “feo”; las cosas simplemente son; las cualidades de belleza o fealdad son atribuidas por quienes observan al sujeto en cuestión.
La belleza se reconoce especialmente por los sentidos de la vista y la audición; una pintura es bella porque agrada al sentido de la vista, y una música es bella porque deleita nuestra audición. En cambio, el olfato, el gusto y el tacto, no suelen utilizarse para considerar o no, que algo es bello. Por otro lado, la belleza también puede determinarse en base al razonamiento; es el caso de los cuentos y las novelas, que pueden ser denominadas bellas por expresar sentimientos puros, estar muy bien redactadas, o agradar de diferentes maneras al lector.