Ballesta, arma para la guerra y el deporte en la Europa medieval. Consistía en un palo de madera —llamado tablero o mango— con un arco de madera, hierro o acero que lo cruzaba en ángulos rectos. La cuerda del arco se sujetaba en la nuez de acero o de hueso mediante un gancho o gatillo, tensándola con una palanca que en las ballestas pequeñas se accionaba a mano o con el pie. El proyectil a disparar se denomina lance de forma genérica (podía ser un dardo, una flecha de cuatro aristas o una bola de barro, hecha en turquesa y endurecida al aire, como una bala de mosquete, llamada bodoque), descansaba y corría a lo largo de un surco realizado en la caja. Cuando se tiraba del gatillo, la cuerda impulsaba el proyectil con una fuerza considerable. Las ballestas más grandes, que arrojaban proyectiles pesados, eran armas militares que requerían el esfuerzo de varios hombres. La ballesta se utilizó en numerosas zonas de Europa occidental sobre todo durante el siglo XIII. El arco largo la desplazó después en gran medida.