Astronomía radar, rama de la astronomía en la que se estudian los objetos celestes enviándoles ondas de radio y analizando los ecos. Las primeras observaciones astronómicas de radar se realizaron en 1946, al obtener ecos desde la Luna. Cuando se construyeron antenas más grandes y transmisores de radio más potentes, se realizaron estudios satisfactorios de la Luna, de los planetas Mercurio, Venus y Marte y de la corona del Sol (véase Radioastronomía).
Equipamiento
El equipamiento utilizado en la astronomía radar situada en tierra consiste en una gran antena de un solo dipolo (generalmente, un gran reflector parabólico móvil), un receptor de radio sensible y un sistema de registro y procesamiento de datos. El transmisor es capaz de generar una gran potencia; se han utilizado potencias medias de hasta un millón de vatios. En pruebas espaciales se han empleado antenas similares pero más pequeñas.
El receptor de radio se parece mucho a los radiómetros utilizados en radioastronomía y es capaz de soportar la enorme señal que lanza el transmisor sin daño ni deterioro de la sensibilidad.
Meteoro
Se han utilizado radares bastante sencillos para medir los reflejos de los rastros ionizados formados cuando los meteoroides entran y se extinguen en la atmósfera superior. Estos rastros se reflejan mejor cuando se producen en una dirección perpendicular al dipolo de ondas de radio de la antena. Los observadores pueden conocer la dirección que sigue el meteoro y también pueden medir su velocidad.
Sistema Solar
Al seguir las huellas de los objetos en el Sistema Solar, el transmisor envía una serie de impulsos de energía de radio o, a veces, una sucesión modulada adecuada o secuencia de ondas de radio. Las características de modulación de la señal transmitida y aquéllas que provienen del objeto estudiado se comparan para obtener el tiempo de viaje de la señal hacia y desde el objeto. Este tiempo se puede medir con una aproximación de pocas millonésimas de segundo. Por tanto, como la velocidad de las ondas de radio es conocida, se puede saber la distancia al objeto.
La longitud de onda de la señal de retorno es distinta de la longitud de onda de la señal emitida porque el objeto estudiado se acerca o se aleja de la Tierra. Esta diferencia de longitud de onda se mide cuidadosamente porque, al aplicar el efecto Doppler, se puede utilizar para conocer la velocidad del objeto con respecto a la Tierra. Por esta razón, si el objeto está girando, las señales que provienen de sus distintas partes cambiarán de longitud de onda. La difusión de longitudes de onda en la señal de retorno es utilizada, por tanto, para medir la velocidad de rotación del objeto en relación con la Tierra. Si estas mediciones se realizan durante unos cuantos meses, la dirección del objeto respecto a la Tierra habrá cambiado, y se puede determinar la dirección en la que gira alrededor de su eje. Otro método de procesamiento de la señal, sobre todo a partir de datos de las sondas espaciales, permite construir mapas de la reflexibilidad de las ondas de radio de la Luna o de un planeta. Al seleccionar señales en zonas adecuadas y regiones de cambio de longitud de onda, se puede trazar un mapa de la superficie completa de un planeta (véase Venus).
Muchos experimentos interesantes y valiosos en física han sido posibles gracias al uso de la radioastronomía. Por ejemplo, una señal de radar que pasa a través del campo gravitatorio del Sol se combaría si es correcta la teoría general de la relatividad. A finales de 1970, el vehículo espacial Viking, enviado hacia Marte, estaba equipado con transmisores-receptores para recibir y retransmitir las señales de radar desde la Tierra con la finalidad de examinar este efecto. En 1980 habían proporcionado valores que estaban dentro del 0,002% de los previstos por la relatividad general.