El término refiere al acto de aprender un arte o un oficio. Es el período por el que pasa un aprendiz, en una empresa, taller, etc., para adquirir la calificación laboral que debe facultarle para desempeñar un puesto de trabajo.
A principios del siglo XX, el behavorismo y la Gestalt intentaron dar una explicación completa y coherente de los fenómenos del aprendizaje. Posteriormente se ha comprobado que tales teorías enfocan la cuestión parcialmente y proporcionan sólo hipótesis de aplicación limitada.
El behaviorismo entendió al aprendizaje como una serie de conexiones de diversa complejidad entre estímulos y respuestas. Dentro de esta escuela surgieron tres corrientes principales: la de E. R. Guthrie, quien partía de las experiencias del condicionamiento clásico; la de C. Hull, que destacó la importancia del reforzamiento del hábito, entendido como una conexión estímulo-respuesta en la cual la recompensa costituye un elemento esencial; y la de B. F. Skinner, quien cuestionó la utilidad de elaborar teorías de aprendizaje e investigó las condiciones que producen y controlan el proceso (condicionamiento operante).
Para la Gestalt (escuela de la forma), el aprendizaje implica la reorganización de percepciones en el sistema nervioso central: el sujeto aprende específicamente “que conduce a que” y desarrolla expectativas que dependen de la sucesión o contiguidad de los hechos.
El aprendizaje también se observa en los animales, el cual se basa en una modificación de los mecanismos del sistema nervioso central, que posteriormente influye sobre las pautas de conducta. La posibilidad o disposición de aprendizaje depende del nivel de desarrollo de esos mecanismos; viene determinada por el número de neuronas disponibles.