Refiere a la armonía que se establece en cualquier tipo de situación, circunstancia u objeto. Es un término mayormente utilizado para definir dicha armonía en la música entre los instrumentos o las voces, como también en la pintura, en la entonación y el colorido.
La teoría de la armonía en la música, se encarga de estudiar las leyes de formación y enlace de los acordes. Requiere de al menos tres sonidos en la producción simultánea (dos sonidos simultáneos forman sólo un intervalo).
Entre los tipos de acordes, encontramos el acorde de sexta, primera inversión del acorde tríada, con su tercera en el bajo; acorde de cuarta y sexta (ej. mi-sol-do), segunda inversión de la tríada, con lo que la quinta del acorde queda situada en el bajo (ej. Sol-do-mi); acorde de séptima tríada ampliada mediante la adición de una séptima.
El posible acorde de séptima sobre cada grado de la escala se convierte, a causa de la séptima, de dominante en la tónica, la tercera asciende por regla general un semitono. Una progresión armónica es una sucesión de acordes. En una canción, estas progresiones indican el camino por donde debe seguir la música de acompañamiento y la melodía principal ya que debe adaptarse para lograr la armonía necesaria junto al fondo musical.
El acompañamiento de una canción puede resumirse en sus acordes básicos y luego interpretarse al piano o la guitarra con esos acordes de guía, sin perder la esencia de la composición. Es típico también la composición de una canción para uno o varios instrumentos, a partir de la creación de una progresión de acordes. En la música orquestal u otros géneros contemporáneas como el jazz, suelen utilizarse con frecuencia, acordes de 5 o más notas.