Palabra que proviene del latín astrum y es el nombre que reciben los cuerpos celestes de forma definida. Las estrellas son astros con luz propia, mientras que los planetas son astros que reflejan las de aquéllas. Según la hora de paso por el meridiano, se habla de astros de la tarde y de astros de mañana.
Dentro de la astrología o “ciencia de los astros”, encontramos un arte adivinitaria que, practicada desde la antiguedad, intenta determinar la supuesta influencia de los astros sobre los acontecimientos terrestres y, con ello, deducir aspectos del futuro de las personas, los animales o las cosas.
Las primeras fuentes documentales sobre astrología proceden de las culturas caldea y babilónica. En la Antiguedad, fue prancticada en Egipto, Grecia, India y Persia. Roma adoptó y perfeccionó el sistema astrólogico griego, introduciendo nuevas aportaciones.
En sus inicios, el cristianismo mantuvo una buena relación con la doctrina astrológica, pero no tardó en considerarla de origen diabólico, de ahí que fuera practicada sólo por árabes y judíos. Sin embargo, a partir de la Alta Edad Media comenzó a introducirse de nuevo en Europa, y en el Renacimiento alcanzó un período de esplendor y se intentó darle una base científica.
Existen diversas ramas de la astrología, las cuales, estudian la influencia de los astros en situaciones o cosas. La astrología horaria, por ejemplo, estudia el tipo de influencias y las posibilidades a favor o en contra de un hecho concreto que se desarrolla en un lugar y en un momento determinado. Por otra parte, la astrología médica se basa en la supuesta influencia de los astros sobre los diferentes órganos del cuerpo, abordando la predicción y el diagnóstico de las enfermedades.