Nombre que recibe la enfermedad producida en las articulaciones como consecuencia de procesos degenerativos.
Es un proceso de cambio que afecta generalmente a las caderas, rodillas, dedos, zona lumbar y cuello; y que es generado por el paso de la edad, trastornos endocrinos, trastornos metabólicos (por ej., la gota), carga excesiva, entre otros. Cuando se encuentra acompañada de deformaciones de la articulación, se habla de artrosis deforme.
Un tipo muy frecuente de artrosis es la que produce deformación en los nudillos, cuya causa se ha comprobado que es hereditaria. Una anomalía genética produce un cambio en los aminoácidos, llevando al deterioro prematuro del cartílago.
La mayoría de las personas cuando aparece un dolor en las articulaciones, comienzan a sospechar que pueden estar sufriendo de una artrosis. Otras veces, notan su presencia a partir de otra enfermedad, como puede ser la reumática.
Para detectar una posible artrosis, se realiza en la actualidad una artroscopía, la cual efectúa un examen visual del interior de una articulación mediante un endoscopio especialmente diseñado a través de una pequeña incisión en la piel y en la cápsula articular.
Este estudio permite el diagnóstico visual, así como la obtención de muestras de biopsia para su examen anatomopatológico, la extracción de cuerpos extraños intraarticulares y la realización de pequeñas intervenciones. Aunque se realiza sobre todo en la rodilla, la complejidad técnica es de tal magnitud que inclusive puede observarse la pequeña articulación temporomandibular.
El tratamiento para esta enfermedad puede incluir analgésicos y/o antiinflamatorios como también medidas no farmacológicas para mejorar la función articular y disminuir el dolor. En aquellos casos más avanzados, puede llegar a ser necesaria una cirugía reparadora.