Anquilostomas, nombre común de varios gusanos cilíndricos parásitos, que son responsables de enfermedades en diversos animales (véase Anquilostomiasis). Los anquilostomas presentan en la boca unas láminas afiladas, a modo de dientes, con las que se adhieren a la mucosa intestinal del huésped.
Las especies que parasitan al hombre son Necator americanus, Ancylostoma duodenale y, en menor medida, Ancylostoma ceylonicum. Los gusanos adultos miden entre 7 y 13 mm de longitud y entre 0,3 y 0,4 mm de ancho, y son de color blanquecino o herrumbroso. Por lo general, las formas adultas viven de 6 a 10 años.
Los anquilostomas cortan la pared intestinal del hospedador, alimentándose de la sangre de éste. Los adultos se aparean dentro del intestino del huésped, y la hembra produce miles de huevos que salen con las heces. Una vez en el suelo, nacen las larvas rabditiformes o rabditoides, cortas y anchas, que se alimentan de excrementos y detritos. Posteriormente, las larvas sufren una muda y se transforman en larvas filariformes, más largas y delgadas, que pueden infectar a los seres humanos. La infección se realiza por la penetración de la larva a través de la piel.
Clasificación científica: los anquilostomas pertenecen al filo Nematodos (Nematoda).